De mañanas has despertado, pues no hay más que luces simples saliendo del padre sol, un nuevo día, un nuevo ser humano, o eso dicen quienes creen que uno puede cambiar en un solo pestañeo, de una persona que no ha visto de ese nuevo sol amanecer que lo baña hacia sus luces doradas, pues el sol no hace buenas personas, solo hace recordar a las malas que tienen un día mas de vida.
Y es así con una quijada tensa y unos ojos rojizos con marcas más profundas entre sus melancólicos cachetes, que el se cuestiona existencias ante la vida, leyes impuestas ante el mismo ser humano y al final como todos, espera la falsa respuesta, la que más le acomode, ya que esta ante una encrucijada de vida, pues ha nacido maldito, con todas las de la ley.
Pues lo recuerda bien, cuanto desprecio existe en este planeta, pues no se sabe que Marte esta cayendo sobre anillos jupiterianos, y que todo se alinea sin posibilidad a que eso se desvanezca, pues lo ha notado, la gravedad ha aumentado cada día y su única salvación es sentarse como cada mañana y desatar en caos en cada palabra vendida hacia esas criaturas malignas que ciñen en su interior. Que terror tiene al ver tal martirio deseado completarse, pues esa máquina de escribir posada sobre una mesa polvosa y de tercera calidad, lo llama como la serpiente llamo Adán y a Eva a pecar, y mientras el solo se muerde la mano hasta sangrar para no poner un dedo en ese abecedario infernal, da vueltas y vueltas, y más vueltas mas, pero al final como todo peso cae ante una atracción desmayante, hace que el sujeto empiece a quemarse ante su propio fuego, así poco a poco entre una y otra tecla toca la canción del fin, pianista apocalíptico, que sin soles ni bemoles ha creado una sinfonía de letras danzando alrededor de una hoja blanca, pues que tinta se impregna en ellas, tan brillante y a la vez tan firme, letra tras letra, haciendo muchas cosas, creando caos, como el universo mismo el cual al final recae en el orden de las cosas.
Pues se lo han advertido entre mas se hunda, mas se ahoga pero él no es bobo pues guarda algo de aire para no morirse, bocanada a bocanada entre su océano de tristeza, pues es un hombre de proezas olvidadas, que espera que algún día retumben en la memoria de los suyos, como ejercito perdido condenados de por vida, ama a los perdedores, fumadores y mujeress de poca fe y exceso de inmoralidad, pues hace odas sobre las ironías de la vida, que al final recuerda que solo recaen ante el destino karmatico del ser.
Comería como loco, pero sus bolsillos tan vacios le recuerdan a su interior, de alma vacía, de cenas imaginarias, de vida cotidiana ante la locura de un ser, vives como loco ante el arte que has creado, pues de Tartini has vivido, pues en la noche vino el diablo a tocar su trino, pues así es nuestro ante el blanco papel, un demonio liberando demonios, orientando a los seres del interior de nuestros miedos, e impregnándolos en la memoria de un ciento mil hojas que el mundo recalcaría hacia un genio, o un cándido olvidado pues de luz eterna, solo el sol.
Y así llora recordando viejos amores ante la cabeza de un dios perdido, pues no hay cruz que tranquilice su alma, ni padre que exorcice, aves que vuelan, ángeles llorando piden rogando-detente que te vas a condenar, pero no escucha ahí está haciendo lo de siempre, negándose a él y a la vez abrazándose, vida como muerte, terminar la vida al final del último pedazo de papel diciendo en su último párrafo “así es la vida”, tan cruel y tan bella, de párrafos tan crudos como la carne, sangran sinceridad, su corazón ha sido arrancado y en el museo de las penurias se exhibe como el último de los que amaron mas a sus demonios que a una mujer, el cae al suelo llorando, diciendo maldiciones a quien maldito esta, cayendo y callando, rogando y al final el sonido del silencio viene por él, con mano en pecho apretándolo como aferrándose a la vida, se muere en soledad, en un cuarto gris y oscuro donde el único testigo de tal maldición son maderos rechinantes y viejos, oyendo el coro de los que mueren ante otro amor,
-viva el arte, viva el arte.